¡Será posible milagro tan espectacular! me dije cuando entró en mi despacho esta envidia de mujer. Me llamo Carol y quiero formar parte de su reinado, me dijo. Enseguida supe que a pesar de su alto caché iba a ser todo un éxito. Es altísima, con unas piernas que parecen no acabar nunca, y con una figura suave y delicada.